El tiempo de los magos by Cressida Cowell

autor:Cressida Cowell [Cowell, Cressida]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Literatura infantil y juvenil
ISBN: 9788417167585
editor: 2018
publicado: 2018-03-04T05:00:00+00:00

12. El Fuerte de los Guerreros de hierro

Xar, los trasgos, los gatos de las nieves, Wish y Espadín estaban agazapados en los matorrales frente al fuerte de los guerreros de hierro.

Tenían un problemilla.

ESCAPARSE del Fuerte de los Guerreros protegido por siete zanjas y trece torres de vigilancia ya era bastante complicado, pero ¿COLARSE? Colarse era prácticamente imposible.

Y todavía es más difícil si vas con un mago con una mancha de sangre de bruja y un grupo de trasgos y gatos de las nieves.

Podían ver a los centinelas en las almenas pasearse nerviosos de un lado a otro, atentos a cualquier cosa que sucediera en el bosque.

Habían escondido la puerta en el bosque, pues una puerta voladora llama bastante la atención. Después Wish los llevó hasta la entrada del establo, que era por donde ella había salido. Esas puertas no dejaban de abrirse y cerrarse durante todo el día porque las partidas de caza entraban y salían continuamente.

Xar pidió a los trasgos que los protegieran con hechizos de tiempo y de invisibilidad para poder acercarse sin ser vistos.

—Esssto ssssolo funcionará hasssta que entremosss en el fuerte. La magia de Tormenta no funcionará dentro —advirtió Tormenta—. Hay demasssiado hierro...

—No os preocupéis —dijo Xar con seguridad—, me he colado en fuertes más veces de las que vosotros habéis cenado caliente.

Los gatos de las nieves, trasgos, Xar, Espadín y Wish tardaron un poco en coordinarse y posicionarse bajo el puente levadizo.

Y el plan funcionó a la perfección... al principio.

Xar, Wish, Espadín y los gatos de las nieves entraron en el fuerte siendo invisibles al cobijo de los hechizos de Ariel y Tormenta.

Todo iba bien hasta que se adentraron en el patio del establo y los hechizos empezaron a dejar de surtir efecto por la cantidad inmensa de hierro que había alrededor. Xar se empezó a poner nervioso cuando vio como sus pies se volvían visibles l-e-n-t-a-m-e-n-t-e.

Wish y Espadín eran más visibles aún, aunque Espadín se materializaba por partes y durante un momento fue un siniestro torso flotante.

«Pero si pudieran llegar hasta el siguiente edificio... —pensó Xar, muerto de miedo— quizá podrían ocultarse en las sombras...»

—Corred —susurró—. Corred.

Demasiado tarde.

Un centinela se dio la vuelta y vio la parte inferior de un gato de las nieves, que cada vez se veía más, saltando por el establo de la reina Sychorax.

—¡MAGIA! —rugió el centinela.

Los habían descubierto.

Wish tuvo que pensar en otro plan sobre la marcha.

—¡AYUDA! —se puso a sollozar Wish, que ya se había vuelto visible del todo—. ¡AYUDA! ¡AYUDA! ¡AYUDA! ¡QUE ALGUIEN ME AYUDE! ¡ATAQUE DE MAGO!

Los guardias guerreros se dieron la vuelta: allí estaba la hija rarita de Sychorax señalando a un mago con tres gatos de las nieves furiosos y un grupo de trasgos.

—¡ATAQUE DE MAGO! —exclamaron los guardias—. ¡Activad las alarmas!

Por razones obvias, los magos no suelen atacar a los guerreros; sin embargo, estos siempre están preparados para cualquier ataque. Y cuando digo preparados, me refiero a tremendamente preparados.

Por todos lados se oía el ruido escandaloso de las armaduras, de las espadas chirriantes y del calzado de metal de los soldados de la reina Sychorax que entraban en acción.

descargar

Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.